POSICIÓN DE SIDI DRIS

Posición guarnecida por unos trescientos hombres, fue atacada sobre las 14:00 horas del 22 de julio y resistió tres días de asedio y constantes ataques, hasta que finalmente sucumbió sobre las 17:30 del 25 de julio. Todos los oficiales resultaron muertos. Una treintena fue hecha prisionera y solo una docena logró ser evacuada por la Marina.

Fortificada sobre un acantilado de difícil acceso al mar, era la única posición situada a la izquierda del río Amekrán tras la pérdida de Abarrán. Fue ocupada y fortificada el 12 de marzo de 1921.



Posición de Sidi Dris, al norte y junto a mar, cruzado el río Amekran.

Tras el éxito obtenido en Abarrán, la harka de Adb El-Krim atacó la posición de Sidi Dris el 2 de junio durante 24 horas. Sin embargo, fueron rechazados por la enérgica defensa dirigida por el comandante Benítez, que encontraría la muerte en Igueriben mes y medio despues.

El 21 de julio de 1921 la posición de Sidi Dris tenía una guarnición de 265 hombres, de los que 205 eran peninsulares y 60 eran indígenas, formada por las siguientes unidades:

  • 4ª Compañía, I Batallón, Rgto. Ceriñola 42: al mando del teniente don Julio Borondo Sánchez y el alférez don José Quintero Ramos, con un total de 93 hombres de tropa. Con ellos se encontraba el teniente médico del II Batallón del regimiento, don Luis Hermida Pérez.

  • Sección de la 3ª Compañía, I Batallón, Rgto. Melilla 59: al mando del teniente Ramón González Robles, con un total de 32 hombres de tropa.

  • Compañía de Ametralladoras, II Batallón, Rgto. Melilla 59: al mando del capitán don Sebastián Moreno Zumel y el teniente Felipe Acuña Díaz, con un total de 30 hombres de tropa.

  • Destacamento de la 7ª Batería de la Comandancia de Artillería: al mando del teniente Joaquín Fontán Lobé, con cuatro piezas Krupp de 7'5.

  • Destacamento de la Compañía de Mar de Melilla.

  • Destacamento de la 15ª mía de la Policía Indígena: al mando del teniente don Antonio Gómez Maristani.

El 22 de julio se acogieron sobre Sidi Dris los supervivientes de la posición de Talilit al mando del capitán don Benigno Ferrer, por lo que la fuerza combatiente en la posición ascendía ese día a unos 300 hombres.

Mandaba la posición el comandante don Juan Velázquez Gil de Arana, segundo jefe del II Batallón del regimiento de Infantería "Melilla" 59, quien encontraría la muerte en la posición y ganándose por su valor una Cruz Laureada de San Fernando.

Sobre las 14:00 horas del 22 de julio se comenzaron a ver rifeños alrededor de la posición, seguido de tiroteos esporádicos que impidieron hacer la aguada del día. A las 15:00 horas, el comandante Velázquez solicitó permiso para utilizar fuego de cañón, que se le concedió desde la Comandancia general. Los días 23 y 24 de julio los rifeños continuaron con el asedio a ataques sobre la posición, que mantenía la defensa consumiendo sus municiones y carentes de agua para ni beber ni para hacer el rancho. El ataque sobre la posición continuó sin interrupción durante los días 23 y 24, siendo más intenso durante la noche del 24 al 25 de julio, cuando los rifeños lograron acercarse a la posición y lanzar granadas de mano sobre ella.

La posición estaba en contacto con el Alto Comisario, general Berenguer, a través del buque "Princesa de Asturias", enviado a aquellas aguas junto a los cañoneros "Laya" y "Roger de Lauria" con misión de apoyar las posiciones de Sidi Dris y Afrau. Autorizada la evacuación de Sidi Dris, quedaba por resolver el problema de la ejecución, pues los rifeños tenían dominada la playa y el camino hacia ella. La evacuación se realizó sobre las 10:00 horas del 25 de julio (otros dicen que fue una media hora antes), y resultó un completo desastre: ante el intenso fuego enemigo que ocasionaba tantas baja, el comandante Velázquez suspendió la evacuación de la posición, quedando dentro de ella unos 120 hombres; de los que salieron, tan solo una docena de hombres pudieron acojerse a los botes del "Princesa de Asturias", que además perdió varios hombres y dos botes en el intento de recogida de supervivientes; el resto quedó muerto en el camino, excepto una treintena que se apostó en unas casas cercanas de la playa y que resistieron hasta el asalto final de la posición, momento en que fueron hechos prisioneros.

El asedio continuó el resto del día 25 de julio. A las 18:10 horas el general Berenguer autorizó al comandante Velázquez a parlamentar con el enemigo y pactar la rendición. Sin embargo, el telegrama llegó tarde, pues sobre las 16:00 horas arreció el fuego enemigo sobre la posición y los rifeños intentaron el asalto. El comandante Velazquez, herido en un brazo, logró mantener la defensa; pero hora y media después, sobre las 17:30 horas, el comandante fue muerto, los rifeños entraron en la posición, se entabló un combate mortal cuerpo a cuerpo en el que murieron todos los oficiales y gran número de soldados, hasta que al fin la posición fue tomada por el enemigo. Los supervivientes fueron hechos prisioneros. Cuatro soldados lograron llegar a la playa y ser rescatados por un bote del cañonero "Roger de Lauria".

Es de destacar el magnífico comportamiento de los policías indígenas que, a pesar de la desconfianza de los españoles, en ningún momento abandonaron la defensa de la posición ni dieron signo de flaqueza, muriendo con sus compañeros de armas españoles.

Este es el relato de lo ocurrido a esta posición que recoge el general Picasso en su resumen (capítulo VIII):

    Pertenecientes estas dos posiciones [se refiere a Sidi Dris y Afrau] a la circunscripción de Annual, aunque distanciadas y separadas por un abrupto territorio, la primera situada en la cábila de Tensaman, y la segunda en la Beni-Said, y aisladas regionalmente consideradas su dependencia administrativa como las operaciones concertadas con la Marina para su auxilio y salvamento, imponen resumir ambas posiciones reunidamente en este lugar.

    La posición de Sidi-Dris se describe en la declaración –folio 1648 vuelto- del comandante del regimiento de Ceriñola D. Alfredo González Larrea, que ejerció el mando de la posición en época anterior a los sucesos.

    Dice este jefe que no existía camino, propiamente dicho, de Annual a Sidi-Dris, sino dos sendas; una de ellas por el zoco, entre medias Talilit y Sidi-Dris, con algún mayor rodeo, pero ambas igualmente malas, calificando de equivocaciones, tanto esta posición como la de Annual, por carecer de línea de retirada, por la dificultad de comunicaciones y la escabrosidad del territorio intermedio.

    También reseña la posición el sargento del regimiento de Ceriñola Miguel Mariscal, refugiado en Talilit, al folio 1254.

    Constituían la guarnición una compañía del regimiento de Ceriñola, una sección del de Melilla, una compañía de ametralladoras de este Cuerpo, destacamentos de Artillería, Ingenieros telegrafistas, Intendencia y compañía de mar y Policía; en total, según estado de fuerza del 22 de julio, 274 hombres, que con la gente acogida de Talilit compondrían alrededor de los 300 a que se alude en los parte de la Marina.

    Destacado, en virtud de orden urgente del Comandante General, a las aguas de Sidi-Dris el cañonero “Laya”, adonde llega en la mañana del 20 [de julio], observando normalidad, sobre las diez y treinta del 22 [de julio] –folio 907- recoge, como resultado de la conferencia mantenida por dicha autoridad con el Alto Comisario, el radiograma que le dirige el Comandante General comunicando la resolución de la retirada de las tropas de Annual sobre Ben-Tieb –folio 1995-, de que en su lugar queda hecha mención, con el encargo directo a dicho buque de proteger a la guarnición de Sidi-Dris y a la de Talilit, que se replegaría sobre la primera; según el parte del comandante del expresado cañonero –folio 908-, a las catorce [horas] del 22 [de julio] empezó a manifestarse agitación en los aledaños de Sidi-Dris, empezando el asedio con algún tiroteo, sin que el ataque en las primeras veinticuatro horas fuera muy enérgico. Mas, en suma, produjo el efecto de estorbar la aguada, apretando el enemigo el cerco y la hostilidad progresivamente en forma de apurar los recursos de la posición.

    En telegrama de las quince [horas] de dicho día [22 de julio]–folio 2000- el jefe de la posición de Sidi-Dris dice a la Comandancia General que llevaban dos horas de tiroteo con los harqueños, que se veían grandes núcleos de moros, y solicitaba autorización para, en caso necesario, romper fuego de cañón. Así se le concede en telegrama de las diecisiete y veinte –folio 2001-, previniéndole extreme la resistencia, que será apoyada por la escuadra, que arribará con urgencia.

    En telegrama del mismo día –folio 2005- se comunica también a la Comandancia General ser atacada Afrau, y en telegrama de las diez y cuarenta del 23 [de julio] se la manifiesta haberse dispuesto marche a sus aguas un cañonero, a fin de cooperar a la aguada de la posición; esperando se extremaría la resistencia y sólo agotados todos los medios se refugiara la guarnición en el buque.

    En telegrama de las veintitrés y veinticuatro minutos del expresado día 22 [de julio] –folio 2006-, el Alto Comisario previene al comandante del “Laya”, en Sidi-Dris, que se pusiera al habla con el “Princesa de Asturias”, que debería llegar de un momento a otro, e indicase la conveniencia de proteger con el fuego de ambos buques la posición de Sidi-Dris, y en caso de no ser posible sostenerla, favorecer su evacuación, incendiando cuanto pudiese ser aprovechado por el enemigo, y debiendo los buques recoger la guarnición y elementos que de ella evacuasen.

    En telegrama del folio 2007, recibido el 23 [de julio] a las cuatro y veinticuatro, el jefe de la posición de Sidi-Dris da conocimiento de estar la posición rodeada por el enemigo, que en otro, recibido a las diez y nueve y cuarenta y cinco del mismo día –folio 2209-, participa haber sido tiroteada constantemente durante la noche y haber hecho causa común con el enemigo las cábilas circunvecinas. En otro posterior del mismo día –folio 2010- dice continuar el tiroteo y no poder salir de la posición.

    En telegrama de las quince y diez del 23 [de julio] –folio 2011- el comandante del “Princesa de Asturias” transmite que Sidi-Dris le comunica carecer en absoluto de agua, así como expone por su parte la imposibilidad de enviársela; insistiendo el jefe de la posición en el de veintitrés y quince –folio 2013- cerca de la Comandancia General en la imposibilidad en que a su vez él se ve de efectuar la aguada en el río y carecer de dicho líquido hacía doce horas, ni para los ranchos; al pasar el comandante del “Princesa” este telegrama por la estación del buque, insiste en que, como prácticamente considera imposible el envío de agua a la playa, la posición, no contando con aguada asegurada en el río, tiene que ser evacuada, como dice que ya ha expuesto al Alto Comisario a su paso dicho día a bordo del “Bonifaz”, cuando se trasladaba a Melilla.

    Tanto el jefe de la posición de Sidi-Dris –folio 2015- como el comandante del “Princesa” –folio 2016- encarecen el envío urgente de fuerzas, si se quieren sostener las posiciones, la citada y Afrau; pues de lo contrario, dice el último, tendrían que ser evacuadas, operación la cual consideraban ofrecer graves riesgos, sobre todo para el personal de aquella. El Alto Comisario, en telegrama del 24 [de julio], de las 14-15 –folio 1017-, contesta que, dada la situación de las guarniciones de Sidi-Dris y Afrau, puede disponerse la evacuación con auxilio de los otros buques, si se juzgase factible, y en la forma que hubo de manifestar.



    Crucero "Princesa de Asturias", enviado por el Alto Comisario junto con el cañonero "Laya" a aguas de Sidi Dris para tratar de evacuar la posición (Extraido de "Imágenes del desastre", de Antonio Carrasco García).

    El comandante del “Princesa”, en telegrama del 25 [de julio], 2-10, participa al Alto Comisario que ambas posiciones dicen que necesitan evacuar, por manifestar encontrarse en situación de mucha gravedad; pero que la operación de evacuar Sidi-Dris se juzgaba dificilísima; exponiendo que antes de proceder a la operación, que empezaría por Sidi-Dris, cumplía a su deber indicar a su Autoridad los graves peligros de emprenderla, y que quizá no tuviese éxito, perdiendo botes y gente; en resolución, consultaba si se debía intentar la operación, o se desistía de ella, en la idea de enviar refuerzos.

    Aun cuando el jefe de Sidi-Dris, en telegrama del 25 [de julio] –folio 2019- hace protesta del espíritu de la guarnición en defensa del honor de las armas, decidida a arrostrar todas las penalidades que sufrían la realidad implacable, imponiéndose, en nuevo despacho de las diez y seis del mismo día –folio 2022- expresa considerar imposible la salida de no enviarse refuerzos, encareciendo hagan presente al Alto Comisario el apremio de su envío, con palabras reveladoras de la desesperación y angustia de la guarnición: “Estamos perdidos, y que contesten y le digan al Alto Comisario que mande fuerzas pronto, y que a ver si quieren salir de la plaza, que estamos muriendo, no podemos más ya.”

    El comandante del “Princesa”, al comunicar esta vehemente instancia, insiste en que, no pudiendo bajar la guarnición a la playa y tratar de ganar los botes a nado, pues éstos no podrían vararse, había que considerar perdida la posición y sus defensores si no llegaban tropas; avisando al propio tiempo que Afrau estaba sin agua ni municiones, y que a esta posición la consideraban, por iguales razones, también perdida.

    El Alto Comisario, en telegrama de las 18-10 del 25 [de julio] –folio 2015-, que dirige al “Princesa” para que fuese transmitido a Sidi-Dris, expresa, con harto dolor, la imposibilidad en que se ve de enviarle refuerzos; que, convencido de que no podría continuar la guarnición su heroica defensa, la autorizaba a parlamentar con el enemigo, conmovido por el valeroso comportamiento de todos, que habían llegado en el cumplimiento del deber a límites de admiración en su honroso sacrificio en aras de la Patria y del honor del Ejército. Encarece, finalmente, al comandante del “Princesa” que tan luego conociera haber sido entregada la posición, y ser, por tanto, inútil su presencia en aquellas aguas, se trasladara a Afrau, transmitiendo a esta posición en anterior despacho.

    Los acontecimientos, empero, se habían precipitado en Sidi-Dris.

    En telegrama de las veintidós del día 24 [de julio] –folio 2014-, el comandante del “Princesa de Asturias” había expresado al Alto Comisario que había recibido su radiograma sobre la evacuación de las posiciones –pudiendo referirse al del folio 2017-, manifestando que decidiría cuando los jefes de ella, a quienes había consultado, le dijesen serles imposible sostenerse, y le expresasen también su conformidad a evacuar y correr los gravísimos riesgos de bajar a la playa. En las comunicaciones del Comandante General de la Escuadra transmitiendo los partes del “Laya” –folio 905- y el del “Princesa de Asturias” –folio 111-, se consigna los términos en que había de realizarse la operación, si bien no hay conformidad en la hora convenida, pues en tanto el “Princesa” dice que de once a doce de la mañana, después de un nutrido cañoneo, el “Laya” consigna que se efectuaría a la una de la tarde, después del bombardeo, que comenzaría a las doce.

    En este estado, en telegrama de las 13-25 del 25 [de julio] –folio 2020-, el comandante del “Princesa” dice al Alto Comisario que, apresurada la evacuación, antes de la señal convenida, eran las nueve y tres cuartos –folio 908 vuelto-, intentaron los buques el salvamento de la gente que se veía en la playa y nadando, enviando los botes con resultados desastrosos, recogiendo sólo unos doce o catorce de tropa peninsular y de Policía, con pérdida de dos botes, y bajas, y que había quedado gente en la posición, a la que sería imposible evacuar; confirmándolo desde Sidi-Dris, que avisaba que aún había quedado gente y vivía el jefe; que la situación era apuradísima, que pedían que se telegrafiase insistiendo en la petición de refuerzos y que se siguiese cañoneando; no creyendo fundadamente el comandante del “Princesa” que pudiesen ser salvados.

    En nuevo despacho de las 17-25 del mismo día –folio 2024- participa el comandante de este buque que Sidi-Dris sigue sin evacuar y pidiendo refuerzos, “y que no les dejen morir”.

    Que la posición de Afrau sigue sin evacuar, pidiendo también auxilio sin agua ni municiones.

    En despacho del 26 [de julio], [de las] 0-10 [horas] –folio 2026- el repetido comandante manifiesta al Alto Comisario que el radiograma autorizando la capitulación de Sidi-Dris había llegado tarde: la posición, desde la evacuación parcial de la mañana, parecía dispuesta a no realizar nuevo intento, en vista del numeroso enemigo y de la imposibilidad de no alcanzar la playa, que sin haber recibido ningún aviso de la posición, se vio de pronto la entrada del enemigo en ella sin resistencia, al parecer, “habiendo capitulado”, y rápidamente trató de ganar la playa parte de la guarnición, haciendo fuego los moros, llegaron pocos a la playa y no se pudo recoger más que a cuatro soldados por el “Lauria”, dando algunas referencias por ellos con respecto a la suerte de la posición. Participa, por último, la salida del “Laya” para Afrau, por si llegaba a tiempo de comunicar al jefe de la posición la autorización para capitular, proponiéndose recalar allí de madrugada con los otros buques.

    Siguiendo correlativamente el curso de la defensa interior, dice el sargento Mariscal, de Ceriñola, en declaración del folio 1252, en relación con el atestado del 1258, que Sidi-Dris empezó a ser hostilizada desde la tarde del 22 [de julio], sosteniendo vivo tiroteo toda ella y la noche; que con varia intensidad siguió el 23 y 24 [de julio], en cuya noche arreció con más dureza, por crecer la concentración del enemigo atacando con bombas de mano, aunque sin lograr meter ninguna en la posición; que serían aproximadamente las veinticuatro [horas] cuando el jefe de la posición dio la orden de que se evacuara ésta a las cuatro de la mañana, si bien llegada la hora no se efectuase, pero adoptándose hacia las ocho algunas disposiciones para poner fuego a la posición, decidiéndose, al fin, la salida hacia las diez, como dice el cabo de Ceriñola Feliciano Moreno, en atestado número 186.

    La ejecución –continúa el sargento Mariscal al folio 1253 vuelto- debía verificarse en el orden siguiente: las fuerzas de Policía; una sección de Ceriñola, de Talilit, al mando del capitán Ferrer, por muerte del teniente Moreno; otra sección de la cuarta del primero del Cuerpo, allí destacada; los heridos y el destacamento de la Compañía de Mar; la sección de Melilla, las ametralladoras, las fuerzas de Artillería e Ingenieros, y, por último, la sección del declarante, con otra de su mismo Cuerpo. Que de estas fuerzas salieron hasta la sección de Melilla inclusive, efectuándolo de a dos; pero por el efecto del nutrido fuego enemigo, duda el testigo que pudiera haber llegado a la playa, y en armonía con lo que después dijo el jefe de la posición; pues él, desde el lugar opuesto del parapeto en que se encontraba, no podía ver la abrupta bajada a la costa por donde se efectuara la salida.

    El soldado de Melilla, Crespo, en información practicada ante su Cuerpo –folio 1038-, dice que el intento de evacuación se hizo saltando por una brecha hecha en el parapeto por los policías, que hasta aquel momento no habían dejado un momento de defender la posición –no obstante los temores denunciados por el jefe de ella en el telegrama del folio 2015-, y que continuaron de la misma forma hasta llegar a la playa y embarcar en el cañonero, que, estando algo distante de la costa, hubieron de alcanzar a nado; agregando que al salir de la posición se diseminaron, sabiendo que muchos quedaron en el interior de la posición; pues el fuego que al salir de ella se les hacía era grande, teniendo la seguridad de que muchos quedaron muertos y heridos al pie de la brecha y en el trayecto de la costa.

    Los soldados de Ceriñola Garrido y otro –atestado número 163- dicen que el jefe de la posición ordenó fuera ésta evacuada, saliendo parte de la guarnición con dirección a la playa; pero de que en vista de que el enemigo se echaba encima, causando numerosas bajas a los que salieron, se mandó suspender la evacuación a los que aún permanecían dentro, entre ellos el comandante jefe y capitán Ferrer, de Talilit, y otros varios oficiales.

    El antes citado cabo Moreno –atestado 186- dice que hacia las diez de la mañana dispuso el comandante que saliera la guarnición hacia la playa, para refugiarse en la Escuadra; pero como desde el momento que salían de la posición recibían un nutrido fuego del numeroso enemigo que la rodeaba, saliendo aproximadamente la mitad, muriendo la mayoría en el camino, logrando refugiarse unos treinta hombres con armamento en un poblado de hebreos próximo a la playa, donde se hicieron fuertes hasta la caída de la tarde; que, una vez asaltada la posición, bajó un numeroso enemiga al poblado, teniendo que entregarse, quedando prisioneros.

    En información de la Comandancia general –folio 1030-, con referencia a lo depuesto por un marinero salvado de la Compañía de Mar, se confirman los pormenores de la crítica salida, lo rudo del ataque sufrido en ella y escaso número que pudieron ganar los barcos y comportamiento valeroso y fiel de la Policía.

    Interrumpida, cual queda expuesto, la evacuación, sigue diciendo el sargento Mariscal, al folio 1259 de su atestado, que el nutrido fuego abierto por el lado de la playa continuó sin interrupción hasta la tarde, y que el jefe de la posición manifestó que los que habían salido anteriormente no habían podido llegar ninguno a la playa; que era debido morir por la Patria, y que él no entregaría la posición al enemigo; que a las cuatro arreció el fuego, intentando grupos enemigos asaltar la posición, no lográndolo, por de pronto, por la defensa que hicieron bajo el mando del comandante Velázquez, herido en un brazo, los ciento veinte hombres que habían quedado por la mañana. Hora y media después vio el testigo que por detrás del frente que él ocupaba hacían fuego, y en estos momentos fue muerto el jefe de la posición, viéndose rodeados por el enemigo, y entablándose la lucha cuerpo a cuerpo dentro de ella, cayendo él, a su vez, herido, sin darse cuenta de lo ocurrido después, hasta que al volver en sí pudo ver que no había más que moros dentro de aquella.

    El soldado Garrido, en atestado antes citado, número 163, dice también a este respecto que suspendida la evacuación permanecieron, en vista de ello, en la posición; pero a eso de las seis o siete de la tarde un gran número de enemigos la atacó impetuosamente, y que, no obstante su resistencia, no se pudo impedir fuese asaltada por los moros, muriendo en el asalto todos los oficiales y gran número de individuos, quedando el resto prisioneros.

    En el parte del “Laya” –folio 910- se consigna que, a pesar de las seguridades dadas por los salvados del abandono total de la posición, se abstuvieron, por suerte, de tirar sobre ella; pues a las cuatro de la tarde el “Princesa” recibió nueva petición de auxilio, suplicando los sitiados el envío inmediato de refuerzos, envío de botes y auxilios urgentes; que pensando en lo que podría hacerse, “asaltaron los moros la posición, dominando las alturas; mataron o cogieron a nuestra gente, y a la playa no debieron llegar nadie o casi nadie”, confirmándose en el del “Princesa” –folio 1113 vuelto- que viéronse bajar a la tarde, tiroteados por el enemigo, alguna gente de la posición, volviéndose a ordenar a los botes prepararse para ir a recoger a los que pudieran, sin resultado, porque casi todos ellos cayeron heridos, muertos o prisioneros, alcanzando ya en noche cerrada cuatro o cinco náufragos los botes del “Lauria”.

    En conferencia telegráfica de las diez y siete y treinta minutos del 25 [de julio] –folio 95- se da cuenta del desastroso resultado de la evacuación, como de la resolución del Alto Comisario de que no se hiciesen más intentos de salvamento, en atención al parecer de la Marina, quedando allí los barcos para recoger algún evadido que consiguiese ganar la playa sin ser descubierto; y en otra conferencia del mismo día, de las veintitrés y cuarenta minutos –folio 102-, se manifiesta por el Alto Comisario el angustioso telegrama que recibiera del jefe de la posición de Sidi-Dris, y la revelación que había hecho de continuar la defensa, en atención a serle materialmente imposible socorrerlo y haber llevado aquella a honrosos límites, agregando: “Es una página más de gloria de tantas como se han escrito en estos días, que atenúan las vergüenzas de la cobarde huida”; homenaje póstumo al heroísmo de aquellos sacrificados defensores.