LAS MANIOBRAS DE LLANO AMARILLO (5 - 12 DE JULIO)
Las rutinarias maniobras de verano del ejército de Marruecos se celebraron entre los días 5 y 12 de julio en el Llano Amarillo, lugar situado a los pies de las montañas de Ketama, a 160 kilómetros de Tetuán y 260 kilómetros de Melilla, junto a la carretera que une estas dos ciudades. El nombre le viene dado al lugar por el color de la gran cantidad de florecillas que cubren el suelo durante el verano marroquí.
En las maniobras participaron unos 20.000 hombres y unas 5.000 cabezas de ganado encuadrados en veintinueve batallones de Infantería (seis banderas de la Legión, diez tabores de Regulares, seis tabores de la Mehala, siete batallones de Infantería), diez escuadrones de Caballería, seis baterías de Artillería y tropas de Ingenieros, Intendencia, Sanidad y Transmisiones.
Mehala Jalifiana desfilando en Llano Amarillo
El Alto Comisario accidental, el capitán de Artillería de filiación socialista don Plácido Álvarez Buylla, aconsejado por los jefes de Estado Mayor de Tetuán y Melilla, tenientes coroneles Madariaga y Emilio Peñuelas respectivamente, trató de convencer al Ministro de la Guerra, Casares Quiroga, de lo inoportuno de tales maniobras, no solo por razones técnicas (excesivo calor, efectivos reducidos por las vacaciones del verano, dispersión de unidades, falta de enemigo que justificase los ejercicios, elevado coste de las maniobras) y de tipo político (ánimos revueltos entre el Frente Popular y los de derechas, con numerosos enfrentamientos entre ambos contendientes y en los que participaban militares en los dos bandos), sino porque además circulaba el rumor de un posible levantamiento militar. Pero Casares Quiroga quiso realizar las maniobras, entre otras razones para sacar a las tropas del tenso ambiente que se vivía en las guarniciones, quería que estuviueran activas y que no hablasen de política.
Las maniobras fueron dirigidas por el general de División Agustín Gómez Morato, jefe del ejército de África, y el general de Brigada Manuel Romerales Quintero, Comandante Militar de Melilla; también asistió el Alto Comisario accidental, el ya citado el capitán de Artillería Plácido Álvarez Buylla, quien llegó al cargo por méritos políticos, lo cual molestaba profundamente a muchos oficiales del Ejército.
El tema de conversación general era si el ejército se sublevaría o no. El general Gómez Morato sostenía que sus tropas eran leales, y pidió información sobre ello a sus jefes de unidad, que le informaron que no se sublevarían y que las maniobras discurrirían sin novedad. Aún así, los ánimos estaban tan exaltados que el teniente coronel Yagüe tuvo que calmar a algunos de sus hombres. Uno de esos días los golpistas recibieron un soplo de que un capitán iba en camino de Llano Amarillo con informes de la sublevación que se preparaba para entregarlos al Alto Comisario; pero el oficial nunca se presentó: dio la vuelta a mitad de camino y regresó a Larache.
Mientras se realizaban las maniobras, el 11 de julio había despegado del aeropuerto londinense de Croydon el avión De Havilland llamado Dragon Rapide, pilotado por el capitán Bedd, de las Líneas Aéreas Olley, S.L., llevando como pasajeros al comandante Hugh Pollard, su hija y una amiga de ésta. Varios días antes, Hugh Pollard había recibido una llamada telefónica de un amigo suyo llamado Douglas Jerrold, a quien informó del plan para trasladar a Franco de las islas Canarias a Marruecos en avión, y pidiéndole ayuda. Pollard, aventurero y periodista, se prestó a colaborar y fue quien llamó al piloto. Detrás de Douglas Jerrold estaba Juan Bolín, corresponsal de ABC en Londres, quien a su vez recibió el dinero del financiero Juan March para alquilar el avión dos días antes.
El teniente coronel Yagüe era el jefe de la 2ª Legión del Tercio, acuartelada en el campamento de Dar Riffien, cercano a Ceuta; mandaba por tanto sobre tres banderas de la Legión. Su amistad con el general Mola, El Director del Alzamiento, lo convirtió en el principal coordinador del golpe en Marruecos. Las maniobras sirvieron para ultimar los detalles del alzamiento en Marruecos. La tienda de campaña del teniente coronel Yagüe se convirtió en el centro de la conspiración; junto a él conspiraban los coroneles Solans y Juan Bautista Sánchez, los tenientes coroneles Seguí, Asensio, Maximino Bartomeu y Barrón, y los comandantes Zanón, Castejón, Rios Capapé, Mizzian, Dario Gazapo (DEM), Medrano, Delgado, Aymat...
Tras las discusiones se asignaron las siguientes responsabilidades para liderar el alzamiento:
Melilla: a cargo del coronel Luis Solans Labedán, segundo jefe de la Comandancia. El jefe de la conspiración en Melilla era un tal Juan Seguí Almuzara, teniente coronel de Estado Mayor acogido al retiro por la Ley Azaña; era dueño de un negocio particular en Melilla y jefe de la Falange en el Protectorado español de Marruecos.
Tetuán: a cargo del coronel Sáenz de Buruaga, recién ascendido y en situación de "disponible forzoso".
Larache: a cargo de Múgica.
Ceuta: a cargo del propio teniente coronel Yagüe.
Famosa es la escena en la que, a mitad de la comida al aire libre del último día, domingo 12 de julio, tras el desfile de las tropas ante las autoridades, unos jóvenes oficiales del Tercio gritaban a voz en grito "¡CAFÉ! ¡CAFÉ!", y desde otras mesas se les contestaba diciendo "¡siempre, siempre!". El Alto Comisario mostró su extrañeza, pues aún no se había llegado a los postres; se le contestó que no se preocupase, que eran tonterías de juventud y quizás también por haber bebido algo más de vino.... pero nadie le aclaró que lo que realmente los oficiales estaban gritando era "¡Camaradas, Arriba Falange Española!". A los postres, cuando parecía que iban a iniciarse los discursos de la presidencia, toda la oficialidad se puso en pie de forma espontánea, sin nadie que la incitara, y comenzaron a cantar a voz en grito el Himno de Infantería.
Pero no todo el mundo estaba con los golpistas; la división del ejército era manifiesta: en otra parte del vivac, durante el almuerzo, grupos de sargentos y suboficiales vitoreaban al Ejército Rojo y cantaban la Internacional y el Himno de Riego, puestos en pie con el puño al aire.
Finalizadas las maniobras, Yagüe hizo recuento de las unidades comprometidas con el golpe militar:
Grupo de Regulares "Melilla" nº 2, al mando del teniente coronel Barrón Ortiz.
Grupo de Regulares "Alhucemas" nº 5, al mando del teniente coronel Delgado Serrano.
Batallón de Cazadores de África "Melilla" nº 3.
Batallón de Cazadores de África "Ceuta" nº 7, al mando del teniente coronel Aymat, si bien algunos mandos no se comprometieron.
Tropas de Ingenieros y Transmisiones de Ceuta, al mando del teniente coronel Gautier.
Tropas de Ingenieros y Transmisiones de Melilla, al mando del teniente coronel Urzaiz.
Agrupación de Tropas de Intendencia, al mando del teniente coronel Riu.
1º y 2º Legiones del Tercio, si bien alguna bandera aún quedaba en duda.
Alguna harka de los Beni-Seddat, Beni-Urriaguel, Retama y Bocoiel.
La noticia del asesinato de Calvo Sotelo en Madrid se recibió en Llano Amarillo por radio la mañana del 13 de julio, cuando aún muchas unidades no habían salido de regreso a sus acuartelamientos. La noticia produjo una profunda indignación. El asesinato sirvió para comprometer a los indecisos con el golpe y reafirmar a los ya comprometidos. Yagüe escribió al general Mola ese mismo 13 de julio, informándole que todo estaba ultimado y en espera de recibir la orden, el día y la fecha. Si bien las primeras fechas enviadas por Mola fueron los días 14 ó 15 de julio, posteriormente Mola las modificó: Todas las unidades debían estar dispuestas el 17 a las diecisiete horas, para iniciar el golpe al día siguiente por la mañana. De esa manera Mola daría tiempo a Franco a llegar desde Canarias.
El 14 de julio, tras realizar dos escalas, el Dragon Rapide aterrizó sin papeles en el aeropuerto de Las Palmas, con gran enfado de las autoridades españolas por esta falta administrativa del piloto, llevando oficialmente a dos chicas jóvenes inglesas a realizar turismo.