La India fue uno de los frentes de la Guerra de los Siete Años que enfrentó a Francia e Inglaterra. Los franceses se habían asentado en la costa este del subcontinente a principios del siglo XVIII. La capital de los territorios franceses era la localidad de Pondicherri, donde se instalaron en 1735 y cuya propiedad compraron al sultán de Golconda en 1763. El 10 de septiembre de 1759 una escuadra británica al mando del vicealmirante Pocock se enfrentó a otra francesa al mando del Conde d'Aché cerca de Pondicherri; si bien el enfrentamiento quedó en tablas, los franceses lograron llevar víveres y aprovsionamientos a la ciudad. Por tierra, los ingleses recibieron refuerzos y reclutaron indios sepoy, con los que sitiaron Pondicherri y lograron tomarla el 15 de enero de 1761. La ciudad quedó en manos británicas hasta que la devolvieron a los franceses por la Paz de París. Pondicherri perteneció a Francia hasta 1954, en que la ciudad se incorporó a la India.
La caída de Pondicherri proporcionó a los británicos una oportunidad de utilizar las tropas destacadas en la India para atacar las Filipinas. El general sir William Drapper, que había regresado a la metrópoli enfermo tras las campañas indias, diseñó un plan de invasión y en junio de 1762 fue comisionado para llevarlo a cabo. Los preparativos del plan fueron llevados en el mayor de los secretos en la India para coger desprevenidos a los españoles.
La fuerza expedicionaria británica estaba compuesta por 1.000 soldados de tierra al mando del general Draper, 4.330 marineros y 2.000 auxiliares. Todo el conjunto estaba al mando del vicealmirante sir Samuel Cornish. La fuerza zarpó del puerto de Calcuta (otros dicen que de Madras) el 1 de agosto de 1762, desembarcando en la bahía de Manila el 24 de septiembre de 1762. La llegada de los ingleses desconcertó a los españoles, pues no habían recibido la noticia de la declaración de guerra contra Inglaterra.
El gobernador y capitán general de Filipinas, mariscal de campo don Pedro de Arandía, había muerto en Manila el 1 de junio de 1759. En virtud de unas complicadas leyes sucesorias y dos años de discusiones, se otorgó la sucesión al arzobispo de Manila, don Manuel Antonio Rojo de Lubián. Un obispo no era la menor opción para gobernador en época de guerra, y alguien en Madrid sugirió su relevo por el teniente coronel que era sargento mayor de la plaza de Santiago de Cuba[01], pero el nombramiento llegó cuando la ciudad ya había sido tomada por los ingleses.
La guarnición de Manila era de unos 965 soldados y una milicia de 9.000 indígenas. Tras los breves combates que siguieron al desembarco enemigo, la ciudad se rindió el 5 (o el 6) de octubre. Mientras tanto, el oidor supermunerario de Manila, don Simón de Anda y Salazar, no se encontraba en la ciudad porque se le había comisionado para visitar varios asentamientos del interior. Al enterarse del ataque y caida de la capital en manos británicas, el oidor Anda organizó la resistencia mediante una guerra de guerrillas contra los británicos que causó bastantes descalabros a los ingleses y que consiguió evitar la caida del resto de la isla en manos britanicas. No obstante, éstos se mantuvieron en la capital hasta la firma del tratado de Paz de París, momento en que abandonaron la capital filipina en 1764.
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NOTAS:
[01] Vila Miranda, op. cit., pág. 172.