Hasta 1170, el procedimiento para legitimar el culto a un difunto con fama de santidad era competencia del obispo de cada diócesis. Ese año el papa Alejandro III decretó que fuera la Santa Sede la que asumiera dicha competencia.

En 1627 el arzobispo don Diego de Guzmán de Haro designa una comisión para recoger datos sobre la vida y milagros del rey Fernando III. Se inicia el proceso diocesano y se pide la bula a Roma. Cinco años más tarde, en 1632 se inicia en Roma la causa de canonización, que el rey Felipe IV impulsa desde la corte. En 1634 el pala Urbano VIII establece las normas por las que se regirán a partir de entonces los procesos de canonización y las excepciones de los mismos. En 1645 accede a la sede hispalense el arzobispo don Agustín de Spínola, quien reactiva la causa sobre el culto inmemorial y la santidad "in genere" de Fernando III. Diez años después, en 1655, Alejandro VI es nombrado papa y designa a los cardenales miembros de la Confgregación de Ritos. El 29 de mayo se reconoce el culto público inmemorial y se exceptúa a Fernando III del procedimiento ordinario, cuyo proceso seguirá los siguiente puntos:

  • Reconocimiento de que el rey Fernando III haya sido venerado como santo por común consentimiento de la Iglesia.
  • Reconocimiento que desde tiempo inmemorial se le haya dado esta veneración como santo.
  • Reconocimiento de que los padres o santos varones lo hubiesen tenido como santo en sus escritos.
  • Reconocimiento que de tiempo más que centenario hubiese sido tenido o venerado como santo con conocimiento y tolerancia de los obispos.

En 1659 la Congregación de Ritos estima insuficientes los datos sobre la santidad "in genere". Se realiza un nuevo examen de testigos que dilata el proceso hasta 1668, hasta que el arzobispo don Antonio Payno envía a Roma una nueva relación. Por fín, en 1671 elpapa Clemente X firma el breve "Gloriosisimos Coelestis" por el que se concede la facultad de celebrar misa del oficio común de Confesores no Pontífices. Entre 1672 y 1675 se incluye el nombre de san Fernando en el Martirologio romano, se decreta el precepto de la festividad para toda España y se aprueban las lecturas del Oficio Divino. A continuación se transcribe el documento de elevación a los altares:

    "El día 23 de enero de 1631 fue presentada [la causa] a cargo del Ilustrísimo Sr. Don Gaspar Benimarín al Infante Procurador.

    En el nombre de Cristo. Amén.

    En el año de su Circuncisión, el día 24 de abril de 1630, en su declaración en la ciudad de Nápoles y en el mismo Coro de la venerable Capilla del Rey de Grecia, en el interior del antiguo Palacio Real [erigido] por la Excelencia de Nuestro Señor Pontífice Urbano VIII, ya en su sexto año de Pontificado, por la Divina Providencia de Nuestro Señor Jesucristo.

    Se constituyó en nuestra presencia, ante el Ilustrísimo Sr. D. Bernardo de Toro, procurador español y fue llevado hasta Nosotros, como diputado especial de su católica Majestad Nuestro Señor Felipe IV, Rey de los españoles.

    Exhibidos con fuerza de Decreto por el antedicho Sr. Bernardo y con su propia copia del presente acto, de cuyo tenor queda constancia en mi presencia.

    Firma

    Doctor Bernardo de Toro. El reconocimiento de las obligaciones de sangre y piedad con la que certifico la memoria del Rey Fernando III, mi antecesor, que consiguió con apremiante acción su Santidad, me obligan a ponerlo fielmente en el número de los Santos (Santoral Romano) y declararlo por tal, a fin de que con particular culto sea honrado y servido en este reino y fuera de él."

    Traducido por la soldado de Ingenieros doña Rebeca Pérez Fuentes, del REI.11.





  • Estudio histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Madrid, 1911. Reedición facsímil de la Inspección de Ingenieros, 1987. Tomo I, páginas 402-404.

  • Cartel de una exposición sobre la canonización de san Fernando en la catedral de Sevilla, en noviembre de 2018.