EL ARMA DE INGENIEROS




LA REAL Y MILITAR ORDEN DE SAN FERNANDO Y EL ARMA DE INGENIEROS


D. JULIÁN ALBO HELGUERO (1771 - 18xx)

Brigadier del Ejército, procedente de Ingenieros.

Nació en Limpias, Vizcaya, el 19 de febrero ded 1771. Ingresó en el Ejército en el Regimiento de Infantería de Sevilla, con el que tomó parte en la defensa de Ceuta como Subteniente de Infantería.

Como cadete de este regimiento ingresó en la Real y Militar Academia de Matemáticas de Barcelona en 1787, donde completó los cuatro cursos escolares en 1790. Tras aprobar el examen correspondiente, ingresó en el Cuerpo de Ingenieros como Ayudante de Ingeniero en marzo de 1792. En la investigación de Aparici se le asigna el número de escalafón 712.

Durante la Guerra del Rosellón (Francia), intervino en numerosas acciones, como: trabajos en la vanguardia para facilitar el paso del Ejército, de fortificación de campaña en el campo de Pontellac, en las líneas defensivas de Boulón y de Plá del Rey, y finalmente en la defensa del citado campo de Bulón. En enero de 1794 se encargó de las obras de defensa de Bellagarde, cayendo prisionero de los franceses. Durante la defensa se le confió la misión de destruir un puente de mampostería bajo el fuego enemigo, acción que realizó con éxito. Por esta acción, junto a las anteriores, se le concedió el ascenso a Capitán del Ejército en 1795, según propuesta del entonces Ingeniero General, D. Francisco Sabatini.

En 1798 se encontraba en Cádiz, donde realizó diversos planos, como el “plano de la parte del Ysmo de Cádiz, que por haver destruido el retamar, experimenta en el día el mayor daño de las arenas volanderas”. Un año después, en 1799, fue nombrado Ingeniero Extraordinario, siendo trasladado del reino de Andalucía al de Castilla la Vieja.

En 1800 realizó un mapa militar de la frontera con Portugal entre Galicia y Extremadura, formado con D. Florian Gesig. (Capel. CS HM 317)

En 1804 tiene el empleo de Sargento Mayor y es destinado a la recién creada Academia de Ingenieros de Alcalá de Henares. En el nuevo destino fue encargado de escribir, junto con otros profesores, los tratados militares y de fortificación.

En mayo de 1808, tras los sucesos de Madrid, continuando como Sargento Mayor y destinado en la Academia de Ingenieros de Alcalá de Henares como profesor, fue el oficial que instigó y promovió la salida de las tropas del Regimiento Real de Zapadores Minadores y de los profesores y alumnos de la Academia en dirección a Cuenca para evitar la jura de fidelidad al nuevo gobierno francés del rey Pepe Botella, en el episodio conocido como la Fuga de los Zapadores. Curiosamente, Albo no se unió a la columna cuando ésta partió a medianoche del 24 de mayo.

Tras la citada fuga, Albo se dirigió al frente de Aragón. Allí fue ascendido a Teniente Coronel del Ejército y se le dió el puesto de Cuartel Maestre de la División de Calatayud. El 24 de junio fue hecho prisionero por los franceses en Épila, en las cercanías de Zaragoza, mientras hacía un reconocimiento. Tras evadirse de los franceses, logró llegar a Laredo en el mes de septiembre.

En octubre de 1808 fue reconocido como Coronel del 2º Regimiento Cántabro, y posteriormente como Comandante de Ingenieros de la 2ª División y Cuartel Maestre de la misma.

Realizó el plan de defensa de Cantabria, con el proyecto para fortificarla posición de Santoña. Al determinarse la retirada del Ejército llamado “de la Izquierda”, siguió las vicisitudes del mismo, señalando al General en Jefe las posiciones que debían ser ocupadas para garantizar el citado movimiento retrógrado. Personalmente, y al mando de seiscientos hombres, contuvo a más de cuatro mil franceses durante tres días en el valle de Cabuérniga, hasta que se le ordenó que entregara la tropa del Regimiento Cantabria al Coronel Porlier. El 14 de noviembre de 1808 pasó a las inmediatas órdenes del Teniente General Marqués de Llano Ponte con objeto de reconocer y señalar varios puntos de defensa, hallándose en la defensa de Comillas en la que fueron rechazados los franceses y donde se distinguió por su valor y trabajos facultativos.

El 17 de mayo de 1809 el Marqués de la Romana le ordenó que pasara a prestar sus servicios en el Cuartel General de Oviedo. El 28 de febrero de 1810, el Capitán General del Principado de Asturias, D. Antonio de Arce, promovía a Albo, como recompensa sus servicios, al empleo de Brigadier de los Reales Ejércitos.

Como consecuencia de la rendición de Badajoz, en la que ejerció el cargo de Comandante de Ingenieros de la plaza, se le sometía a un Consejo de Guerra de Oficiales Generales en la plaza de Cádiz, quedando separado del servicio. Con posterioridad prestó juramento a José I, el rey “intruso”, sirviendo como Director de la Escuela Militar de Ingenieros, participando activamente en la defensa de la ciudad de Cuenca. Por todo ello, pese a concedérsele el indulto comprendido en el Decreto de 24 de mayo de 1812, el Consejo Supremo de Guerra le declaró en 1816 definitivamente separado del servicio.

En 1820 Albo solicitó, en consideración a los buenos servicios prestados, se le concediese la graduación de Coronel retirado y agregación a la plaza de Santander, presentando al mismo tiempo, una Memoria sobre el modo de constituir la Infantería sobre bases sólidas y análogas a la Constitución política de la Monarquía.




FUENTES:

  • Horacio Capel y siete más. Los Ingenieros Militares en España (Siglo XVIII). Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial. Universidad de Barcelona. Barcelona, 1983.

  • Archivo General Militar de Segovia (AGMS). Expedientes personales.

  • Castillo de Montjuich. Listado de alumnos de la Real y Militar Academia de Matemáticas de Barcelona.

  • J. Almirante, Madrid, Bibliografía Militar de España, 1876;

  • M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994;

  • L. M. de Diego Pareja, La Academia de Ingenieros y el Regimiento de Zapadores de Alcalá de Henares (1803-1823), Institución de Estudios Complutenses, Alcalá de Henares, 1999;

  • Breve idea del plan de una escuela de Marte, que convendría establecer en cada uno de los Ejércitos de operaciones. Extendido de orden del General Mandizábal, Badajoz, 1810

  • Memorias en que se discurre el modo de constituir la Infantería sobre bases sólidas y análogas a la Constitución política de la Monarquía. Imp. Agapito Fernández Figueroa, Cádiz, 1813.