HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
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BERMUDO II EL GOTOSO (984 - 999)

Décimo rey de León, vigesimosegundo desde Don Pelayo

El reinado de Bermudo fue turbulento y complicado. Disputó el trono a su primo, el rey Ramiro III, en una guerra civil que duró dos años. Una vez en el trono su desgracia consistió en ser contemporáneo de Almanzor, del que tuvo que sufrir cuatro ataques diferentes (Almanzor conquistó Coimbra, León, Zamora y Santiago de Compostela), así como las rebeliones de sus súbditos.

Los dos últimos años de su reinado Bermudo II se dedicó a reparar las ciudades, templos y fortalezas destruidas por Almanzor, aprovechando para ello el reposo que le dió el general musulmán.

Mientras tanto, la enfermedad de gota que padecía fue agravándose hasta el extremo de tener que ser llevado a hombros y no poder montar a caballo. Falleció en uno de los últimos meses de 999 en un lugar del Bierzo llamado Villabuena, donde fue enterrado. Su cuerpo fue trasladado al monasterio de Carracedo. Años más tarde su hijo Alfonso V trasladó su cadáver a la catedral de León, donde se conserva su epitafio y el de su segunda mujer, Elvira de Castilla.

Bermudo II se casó en primeras nupcias con una tal Velasquita, de la que tuvo a Cristina. Ésta se casó con el infante Ordoño y dió origen a la familia de los condes de Carrión. Bermudo repudió a Velasquita por razones de parentesco.

Se casó por segunda vez con Elvira de Castilla, hija del conde García Fernández de Castilla. De este matrimonio tuvo a varias hijas y un único hijo varón, el futuro Alfonso V, que le sucedería en el trono.

Pelayo de Oviedo afea la memoria de este rey llamándole indiscreto y tirano, atribuyéndole crímenes que no cometió. Su testimonio no es de fiar por la escasa autoridad de la que goza este cronista entre los críticos.

Por su parte, el Silense, que escribió muchas años antes y goza de mucho más crédito, dice que fué un príncipe juicioso y prudente, clemente a la par que justo, que amaba la virtud y aborrecía la maldad. Añade que confirmó las leyes de Wamba y mostró gran celo por la observancia de los antiguos cánones de la Iglesia gótica.


Guerra civil (982-984)

Descontentos los nobles de Galicia y León por las pretenciones y desgracias de Ramiro III, los gallegos proclamaron rey a su primo Bermudo, hijo de Ordoño III y sobrino de Sancho I El Craso. Lo consagraron solemnemente en Compostela el 15 de octubre de 982. Este hecho inició una guerra civil en el reino entre gallegos y leoneses.

Ramiro III entró en Galicia con su ejército y se encontró con el de su primo en el Portillo de Arenas, cerca de Monterroso. Siguió un largo y cruento combate, que quedó indeciso para ambos contendientes, pero que obligó a Ramiro a retirarse a León mientras Bermudo lo hacía a Santiago de Compostela. La guerra continuó con ardor por ambas partes; pero la fortuna favoreció a Bermudo, que se apoderó de León, obligando a Ramiro a refugiarse en Astorga y pedir auxilio a Almanzor.

Poco después el rey Ramiro III murió (984), y su madre doña Teresa de Monzón intentó reinar con el apoyo de los musulmanes; pero Bermudo se dirigió a su vez a Almanzor y obtuvo de él un ejército musulmán con el que sometió el reino. Hay historiadores que ponen en duda esta petición de apoyo, citada en la Crónica Iriense.

Primera campaña de Almanzor (987)

En el año 987 Almanzor atacó el reino leonés, conquistando ese año la ciudad de Coimbra.

Se desconoce la causa del ataque. Se especula sobre la posibilidad de que el ejército musulmán que había ayudado a Bermudo a tomar el trono seguía en el reino como ejército de ocupación, que Bermudo trató de expulsarles y que Almanzor utilizó sus fuerzas allí destacadas para atacar al rey cristiano.

Segunda campaña de Almanzor (988)

Al año siguiente, 988, Almanzor cruzó el rio Duero de nuevo. Bermudo se dirigió presto a Zamora para defenderla, creyendo que esa sería la primera ciudad que atacaría Almanzor, pero éste se dirigió a León y venció la heroica resistencia de sus defensores. Después de incendiar los magníficos monasterios de Eslonza y Sahagún el ejército musulmán marchó sobre a Zamora, poniendo sitio a la ciudad.

Bermudo II huyó de Zamora, sus habitantes se rindieron y los musulmanes saquearon la ciudad.

La derrota fue tal que casi todos los condes leoneses reconocieron a Almanzor como su soberano. La autoridad de Bermudo se reducía a las comarcas próximas al mar, pues los señores y hasta los simples hidalgos se repartieron las propiedades del rey; a quienes había dado un castillo para su custodia se rebelaron en contra suya, llegando hasta hacerle pasar por difunto entre la gente.

Tercera campaña de Almanzor (995)

Tras la victoriosa campaña de Almanzor, se alzaron contra éste un tal Abdalá Piedra-Seca, el hijo de mayor de Almanzor, también llamado Abdalá, y el gobernador musulmán de Zamora. Sofocada la conspiración, Abdalá Piedra-Seca pidió hospitalidad a Bermudo II, quien se la concedió. Esta fue la excusa que encontró Almanzor para volver a cruzar el rio Duero. Bermudo se hallaba en Astorga, y pidió la paz al general musulmán, que se la concedió a cambio de un tributo anual y la entrega de Piedra-Seca.

Sin embargo, las crónicas árabes dicen que hubo un combate del que Almanzor resultó vencedor, y que tras la derrota Bermudo envió embajadores a Almanzor para celebrar un tratado. Éste no pudo realizarse porque las lluvias obligaron a Almanzor a regresar a Córdoba. Desde allí envió a un tal Ayub ben Ahmer para concertar un tratado con Bermudo; pero no debió quedar satisfecho de las gestiones realizadas, pues le encarceló a su regreso a Córdoba.

Cuarta campaña de Almanzor (997)

Bien porque no se concertó el tratado, bien porque Bermudo se negó a pagar el tributo, el caso es que Almanzor volvió a cruzar el rio Duero en 997. Entró en el reino de León directo hasta Santiago de Compostela, ciudad que encontró vacía de habitantes. Allí destruyó todo excepto el sepulcro del Apostol Santiago, retirándose con un rico botín, entre el que se encontraban las famosas campañas de la catedral. Durante su retirada fue hostigado por Bermudo II, que destacó ágiles peones que perseguían a los moros por los riscos.

Parece ser que en en esta campaña los condes leoneses y gallegos sublevados contra Bermudo ayudaron a Almanzor. El-Makari afirma que Almanzor respetó las tierras de los condes aliados, y que al llegar a Balyka (posiblemente sea Vallecos, localidad cercana a Ciudad Rodrigo), los despidió y colmó de presentes.

Una de las razones de esta enemistad se encuentra en la destitución de un tal Pelayo, hijo del conde Rodrigo Rodriguez de Galicia, de la sede compostelana, que fue sustituido por Bermudo II por un monje virtuoso y venerable llamado Pedro de Mansorio.




FUENTES: