HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Galería de Personajes



GENERAL D. RAFAEL DEL RIEGO Y FLÓREZ VALDÉS
(1784 - 1823)

Militar y revolucionario, se alzó en Cabezas de San Juan propiciando la pérdida de las colonias y la primera guerra civil española.

Nació en Tuña, Cangas del Narcea (Asturias), en la Casa de la Torre, conocida entre los del concejo asturiano de Tineo, como "La Chamborra", el 7 de abril de 1784, (folio 91 del Libro de Nacidos y Bautizados de aquella parroquia). Le fueron impuestos los nombres de Rafael José María Manuel Antonio, y como descendiente de la línea varón de la Casa de Cabo de Río, cosa esta de la que jamás dejaban de hacer alusión a tan rancia estirpe añadida a lo de "... hijosdalgo notorios de casa y solar conocidos, armas poner y pintar...", Rafael recibiría una esmerada educación y seria destinado a formar parte de la Milicia.

Su familia era noble, aunque de escasa fortuna. Su padre, D. Eugenio Antonio del Riego Núñez, fue administrador general de Correos y literato distinguido. Criado en un hogar donde se respiraba un ambiente ilustrado y donde las tertulias eran frecuentadas por los más destacados intelectuales asturianos, Rafael no seria ajeno a las ideas liberales que Flórez Estrada, Agustín Argüelles, el poeta Benito Pérez Valdés, y forjaría su temperamento idealista. Riego estudió en la Universidad de Oviedo y luego se trasladó a Madrid para ingresar con 23 años en la Compañía de Guardias de Corps el 23 de mayo de 1807.

Guerra de la Independencia

Fue testigo y formó parte de los que participaron en el motín de Aranjuez patrocinado por el príncipe Fernando el 17 de marzo de 1808. Pocos días después del alzamiento del 2 de mayo, Riego se encontraba en Aranjuez con otros miembros de la disuelta Guardia de Corps. Preocupado por la situación del país, huyó hacia Segovia y llegó a Fuente Coca, donde se hallan sus tíos y quienes le facilitan medios para llegar a Asturias. Todo transcurrió bien para el huido hasta que en Villalpando (Zamora) es retenido por los patriotas del lugar al suponerlo espía de los franceses. Le encierran en la cárcel y solamente la buena suerte le vino a sacar de aquél difícil trance. Un franciscano que había estado en Tineo, le reconoce y logra que le dejen proseguir su viaje a Asturias, donde su padre había sido nombrado miembro de la Junta Suprema del Principado.

En Oviedo se prepara la División asturiana del general Vicente María de Acevedo, distribuida en dos Brigadas, una al mando del Mariscal de Campo Gregorio Bernaldo de Quirós y la otra por Cayetano Valdés Flórez (tío de Riego). El día 8 de agosto es nombrado Riego, Capitán de Infantería del Regimiento de línea de Tineo, agregado en calidad de Ayudante en el Estado Mayor del general Acevedo y dirijense al punto de reunión convocado por el General en jefe, Joaquín Blake. Ocurren las acciones de Durango, Quintana y Valmaseda y el 10 de noviembre se encuentran en Espinosa de los Monteros enfrentados a unos 25.000 franceses al mando del Mariscal Victor. Trabado combate, las tropas españolas llevan la peor parte, el ejército español está destrozado. Acevedo ataca las líneas francesas y el general francés Maison sitúa una línea de tiradores que harán fuego sobre la oficialidad con el ánimo de dejar a los españoles en un desánimo que efectivamente surtió el efecto buscado.

Los generales Quirós, Valdés y el coronel Pesci, caen muertos y heridos. Acevedo, que acudía a todos los debilitados puntos de sus líneas, cae a su vez gravemente herido. En ese momento su ayudante Rafael del Riego, que prosigue luchando y defendiendo a su jefe mientras organiza la retirada, ordena colocar al general Acevedo en una carreta y, siempre a su lado, se apresta a defenderlo de los franceses que les seguían. De este modo llegaron al campo del Mercadillo, a la entrada de Quintaniellas (Reinosa-Santander) y en las proximidades de Aguilar. Cuando ya se suponían a salvo, Riego observa que unos enemigos les siguen y ordena que el general Acevedo sea montado sobre una mula y así poder internarse en la espesura del monte. A poco son interceptados por Cazadores franceses al mando del coronel Fascher. Los soldados españoles huyen y queda solamente Riego defendiendo a su jefe. Desarmado por sus enemigos, observa que la actitud peligrosa es para su general. Riego les pide que lo traten como un prisionero, y que además esta gravemente herido. Los enemigos no le escuchan, el general Acevedo es acribillado a bayonetazos hasta que le dejan muerto y destrozado su cadáver. Riego es conducido prisionero a los depósitos franceses.

En su obligada estancia Riego se influye aún más de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, e inició una relación con masones y otros prisioneros de diversas nacionalidades con lo que su espíritu se abría a las más opuestas ideologías. Durante cinco años vagó por los depósitos de prisioneros de Dijón, Macón y Chalons-Sur-Saone. En este último transcurrirá su vida entre 1811 y su fuga del 8 de enero de 1814, en la que logra cruzar la frontera con Suiza, de donde pasa a Alemania y unido a otros españoles embarcan en Rotterdam con rumbo a Plymounth (Gran Bretaña), donde había un depósito que regulaba los traslados a España.

Nuevamente a bordo de un navío, desembarca en La Coruña en 1814, y jura allí la Constitución ante el General Lacy, a la sazón Capitán General de Galicia. Su entusiasmo declina al ver la situación del país en manos de aquel a quien tanta devoción había tenido cuando su estancia en Aranjuez. Disfrutando de un permiso se traslada a Oviedo y acude a las tertulias del momento dejando evidenciado que su tiempo de prisionero había sido aprovechado para ilustrarse en Historia, Filosofía, lenguas y Derecho.

Sexenio absolutista

Por Real Despacho de 16 de agosto de 1814, es nombrado Capitán del Regimiento de Infantería 2º de línea de la Princesa. El 6 de febrero siguiente le otorgan la Medalla de oro de Sufrimiento por la Patria, creada el año anterior para premiar a los militares que hubiesen padecido cautiverio en Francia. Riego realmente no había podido combatir a Napoleón debido a su obligado retiro militar, por ello cuando las naciones europeas se agitaron con la nueva llegada de Bonaparte desde la isla de Elba con ánimo de ocupar nuevamente el Trono, se apresta nuestro Capitán para incorporarse a las tropas con las que las potencias europeas del momento formarían un frente común presentando un ejército aliado para su defensa. Por España el general en jefe sería nuevamente Castaños, el capitán del Riego se presentaría voluntario a formar en él. El 7 de junio de 1815 se le nombrará Adjunto al Estado Mayor de Castaños, sin embargo el rápido desenlace del acontecimiento le privaría de entrar en liza.

Durante el sexenio absolutista maduró sus ideas liberales y entró en la dinámica conspiratoria contra el absolutismo de Fernando VII. Las sociedades secretas masónicas, de forma clandestina y organizadas siguiendo dictámenes inspirados en la masonería, eran la panacea de los liberales. En aquellos aciagos años, España se dividió en dos bandos, los "serviles" o absolutistas con el color blanco como emblema y la frase "Esta es mi ley: religión o rey", y los liberales con el color negro y la frase "Esta es mi suerte: constitución o muerte". Mina, Porlier, Lazy y Richart (conspiración del triángulo) ya habían intentado acabar con el absolutismo de Fernando VII, acabando todos ellos perseguidos o ajusticiados. Va a ser Riego quien lo consiga.

El pronunciamiento de Riego

Desde 1817 se estaba formando en tierras de Cádiz un ejército compuesto por unos 22.000 hombres (unos 10 batallones) con objeto de partir hacia América, engrosar el ejército de Buenos Aires y sofocar los intentos independentistas de las colonias. Su Comandante en Jefe era el general Enrique O'Donell, conde de La Bisbal, quien se apostó en Cádiz, mientras su Jefe de Caballería, general Sarsfield, lo hacía en Jérez de la Frontera. El resto de los Cuerpos vivaqueaban por las inmediaciones, en Puerto Real, Puerto de Santa María, Sanlucar de Barrameda y San Fernando (antigua Isla de León). Las tropas que allí se acantonaban desconocían la realidad de su ulterior destino. Con ello se trataba de evitar las rebeliones que en ocasión similar se presentaron al Cuerpo Expedicionario del general Morillo. Entretanto, los oficiales que regresaban de América traían la opinión generalizada de que un regreso a la Constitución de 1812 suavizaría las relaciones con los criollos.

En aquellas tierras andaluzas se hallaban oficiales y jefes como, Arco-Agüero, Quiroga, O'Daly, Labra, López Baños, Miranda, Santos y Evaristo San Miguel, en su mayoría formando en las logias masónicas de la época. Antonio Alcalá Galiano también concurría a las reuniones que con aquella oficialidad, y gracias a su fácil verbo, se trazaban los renglones para atraer a otros jefes y así posibilitar el pronunciamiento de aquél Ejército.

Los conspiradores fueron sorprendidos por la traición del general Sarsfield, ascendido por este hecho al grado de Teniente General. Todo parecía perdido para los implicados inicialmente en aquel intento: Arco Agüero, Quiroga, Roten y Ponte, Benisia, Lorenzo García, O'Daly, Labra, Berrio, Malpica, Velasco, Cendrera, Santos y Evaristo San Miguel, Permán, todos ellos se hallaban encarcelados en el Cuartel del Polvorista. La rebelión descabezada y sin visos de proseguir en el intento.

El 2 de febrero de 1817 Del Riego había sido destinado al Ejército expedicionario, en calidad de Mayor de la Brigada de la Plana Mayor del general O'Donell. Más tarde en abril de 1819 había pasado agregado al Batallón de la Princesa. Retirado en Bornos para reponerse de sus dolencias, es visitado por Juan de Dios Alvarez Mendizabal, quien perspicaz, silenciosamente le reconoce como un posible caudillo.

La Bisbal destinó a Del Riego como Segundo comandante del batallón de Asturias, situado en Las Cabezas de San Juan y anteriormente mandado por los arrestados hermanos San Miguel. Llegaría a su destino el 8 de noviembre de 1819. Es el momento en que cabalgando sobre los llanos de Las Cabezas, con las alforjas cargadas de idealismo y romanticismo aparece Rafael del Riego dispuesto a reiniciar los movimientos precisos para llevar a cabo el Pronunciamiento definitivo.

El domingo, 1 de enero de 1820, sobre las nueve de la mañana de aquel soleado día sale con su Batallón y se pronuncia en plena plaza de Las Cabezas de San Juan (Sevilla), en un acto solemne y brillante de parada militar. Precautoriamente había mandado acordonar el pueblo para que la noticia no se difundiese. Aún esperaba sorprender por la noche a la guarnición de Arcos de la Frontera. Emite un bando en el que promulga la hasta entonces derogada Constitución Española, y acto seguido confiere los cargos municipales. En el bando se decía lo siguiente:

    "Las órdenes de un rey ingrato que asfixiaba a su pueblo con onerosos impuestos, intentaba además llevar los miles de jóvenes a una guerra estéril sumiendo en la miseria y el luto a sus familias. Ante esta situación, he resuelto negar obediencia a esa inicua orden, y declarar la Constitución de 1812 como válida para salvar la patria y para apaciguar a nuestros hermanos de América, y hacer felices a nuestros compatriotas. ¡Viva la Constitución!".

Los sublevados emprendieron el camino silenciosamente y se infiltraron en tierras sobre las que había acantonadas otras tropas. Logran alcanzar y tomar la plaza de Arcos de la Frontera cuando comienza a amanecer, tomando prisioneros a los generales Conde de Calderón, jefe de las fuerzas expedicionarias, y Salvador, así como al Jefe del Estado Mayor Blas Journás. Se adueñaron del arsenal de la Carraca (Cádiz), pero hubo algunos fallos como la imposibilidad de que Quiroga tomase Cádiz aquel día 1. A pesar de que es día cuando llegan a la batería del Portazgo, sorprenden a la guardia y se apoderan de la posición y proseguir a la toma del puente Suazo. La Isla de León estaba por fin, inesperadamente en manos de Quiroga. Cádiz sin embargo se resiste.

Riego marchó a continuación en dirección a Algeciras y será posteriormente perseguida por O'Donell, combatiendo en Málaga y prosiguiendo su marcha ya lenta en dirección a Córdoba y Sevilla, donde Riego entró el 20 de marzo, con su ayudante y solamente dos soldados de su columna revolucionaria, ya que el resto desertaron. Entretanto se dió una curiosa situación; las fuerzas militares de los dos bandos evitaban el enfrentamiento, en medio de la indiferencia de una población que no tomó partido por ninguna de las dos facciones.

Proclamación de la Constitución de 1812

Cuando el levantamiento estaba disgregándose en Andalucía, se constituyó en La Coruña una Junta militar que subleva la región a favor de la Constitución, y cuyo ejemplo es imitado en otros muchos lugares. Constituida en Cádiz la Junta militar, días más tarde Riego se dirige a Cádiz y es recibido con gran entusiasmo.

Esto se vio plasmado en la capital del reino cuando, el 7 de marzo de 1820, el Palacio Real fue rodeado por la multitud y el general Ballesteros se negó a usar las armas para dispersarla. Ante ello, Fernando VII se vio obligado a publicar el 10 de marzo el famoso "Manifiesto del Rey a la Nación Española", que concluía diciendo textualmente: Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional.

El recientemente constituido Gobierno progresista nombró a Riego Mariscal de Campo y ayudante del monarca, a quien se puso a su disposición confiando en la veracidad de la postura del rey. Después de estar a las ordenes del general Quiroga en un cuerpo militar de observación, como segundo jefe, es nombrado capitán general de Galicia, puesto que no llegó a ocupar, pues fue repentinamente destituido con motivo de su visita a Madrid (agosto-septiembre de 1820), acusado falsamente de republicanismo. El incidente fue como sigue: con ocasión de celebrarse en el Teatro del Príncipe una sesión a la que asistía Riego y el Jefe político de Madrid, éste se negó a autorizar el canto del famoso "Trágala". Sorprendido Riego de ello, abandona la sala y a continuación el pueblo se alborota y recorre las calles en franco desacato a la autoridad. Al día siguiente, 4 de septiembre de 1820, el Gobierno le exonera de la Comandancia General de Galicia y le envía de cuartel a Asturias. En Cangas de Tineo escribe su famosa "Vindicación de los extravíos imputados al General don Rafael del Riego".

Es repuesto nuevamente, debido a los vaivenes de la política, el 28 de noviembre de 1820, siendo nombrado capitán general de Aragón, incorporándose a su puesto en Zaragoza el 8 de enero de 1821. El 18 de julio de 1821 se casó en Zaragoza, por poderes, con su sobrina María Teresa del Riego y Bustillos, llamada familiarmente La Puchurra.

Tras el complot republicano de Cugnet de Montarlet, se le volvió a destituir de su cargo el 4 de septiembre de 1821 por supuestas connivencias republicanas, y destinado de cuartel a Lérida y después a Castelló de Farfaña, pero su popularidad es enorme: la Nación protesta, ocurren disturbios en Cádiz y Sevilla, y su retrato fue paseado por el pueblo por las calles madrileñas.

Los Cien Mil Hijos de San Luis

En el mismo año 1821 Asturias le había elegido diputado a Cortes. En las elecciones a Cortes de marzo de 1822 el voto popular le trae del destierro, ocupando la presidencia de las mismas el 25 de febrero bajo un gobierno dominado por los liberales exaltados, que condujeron a los moderados a la oposición. La intervención personal de Riego, debido a su popularidad, logró contener a las masas en la conjuración realista del 7 de julio de 1822.

En el Congreso de Veroba de octubre-diciembre de 1822, los soberanos de la Santa Alianza (Prusia, Austria y Rusia) confiaron a Francia la tarea de sofocar el movimiento revolucionario en España. En consecuencia, un ejército francés conocido como "los cien mil hijos de San Luis" al mando del duque de Angulema atravesó la frontera por el Bidasoa (7 de abril de 1823), precedido por las partidas absolutistas (el ejército de la fe).

Prisión y ejecución de Riego

Riego, como general en jefe del tercer ejército de operaciones (Andalucía), hizo frente a los franceses, siendo derrotado en Jaén, Mancha Real y Jódar. El reconocimiento de la Regencia de Madrid por el general Ballesteros motivó el intento de Riego para que continúe en el mando; pero Ballesteros le traicionó. Riego y algunos oficiales huyen en dirección al cortijo del Pósito, donde un porquerizo traidor, Mateo López los denunció ante el alcalde de Arquillos. Riego lo enviaba en busca de ayuda, sin embargo la traición prosperaba. Una partida de unos treinta vecinos rápidamente organizada y al mando de dicho Alcalde y del Cura párroco, sitian el cortijo y toman prisioneros a Riego y sus hombres el 15 de septiembre de 1823.

Trasladado a Madrid y juzgado por haber votado en las Cortes la deposición temporal de Fernando VII, fue condenado a muerte como reo de alta traición y lesa majestad y ejecutado en la plaza de la Cebada de Madrid el 7 de noviembre de 1823, entre los insultos y el escarnio de la multitud que antes le había aclamado.

El Himno de Riego, "Soldados, la patria nos llama a la lid, juremos por ella vencer o morir" se convirtió a partir de entonces el santo y seña de los progresistas.

FUENTES:

  • Guerra de la Independencia española 1808-1814. RIEGO, Rafael del.