HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas




GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA (1702 - 1714)

BATALLA DE ALMENARA (27 de julio de 1710)

Derrota española que abrió el camino de Madrid al pretendiente Carlos.

La campaña de primavera de 1710 se desarrolló principalmente en Aragón. El marqués de Villadarias, antiguo gobernador de Andalucía, estuvo al frente del ejército real y al mando de las operaciones. Tenía al insigne Ingeniero General Próspero de Verboom como Cuartel Maestre General y al general Amézaga como comandante en jefe de la Caballería. El ejército borbónico se dirigió hacia cataluña y pasó el rio Segre el 15 de marzo con 23.000 hombres. Por su parte, el 3 de mayo el rey Felipe V salió de Madrid para incorporarse al ejército.

En mayo ambos ejércitos tomaron contacto junto al rio Segre, cerca de Lérida, y se mantuvieron frente a frente cerca de dos meses. Los aliados estaban mandados por el general austríaco Starhemberg y el británico James Stanhope. En junio, el pretendiente Carlos se había unido a sus tropas, por lo que ambos ejércitos se encontraban al frente de cada uno de sus reyes. En julio varios regimientos austriacos y alemanes reforzaron el ejército del pretendiente, por lo que el general Starhemberg decidió tomar la iniciativa y atacar a los borbónicos.

El ejército aliado cruzó el río Noguera y se situó formado en batalla en las alturas de Almenara. El cruce del río cogió de sorpresa a los borbónicos, pues el duque de Sarno, enviado a la zona para vigilar al enemigo, no acudió a tiempo para cumplir con su misión. El despliegue adoptado por Starhemberg fue el siguiente:

  • Una primera línea detrás de la cortadura del Collado, formada por Infantería alemana flanqueada por Caballería.

  • Detrás no había espacio suficiente para organizar una segunda línea, por lo que Starhemberg agrupó detrás más unidades de Infantería y los escuadrones de Caballería de la Guardia del Archiduque.





Batalla de Almenara. Kunsthistorisches Museum. Viena.

El 27 de julio comenzó la batalla en las inmediaciones de Almenara, junto al rio Noguera. El marqués de Villadarias llevaba toda la Caballería a vanguardia, que fue cargada por la Caballería alemana antes de que llegase la Infantería borbónica. El choque se saldó con una victoria inicial borbónica, de forma que los jinetes aliados volvieron grupas. Sin embargo, las fuerzas aliadas supieron contener a la Caballería enemiga, de manera que ésta acabó desorganizándose a medida que pasaba el tiempo y perseguía al enemigo. El duque de Sarno murió luchando tratando de poner orden en las filas propias.

Fue entonces cuando la infantería británica atacó la izquierda borbónica, que desorganizaron, y arremetió contra la segunda línea, que huyó derrotada.

Los alemanes atacaron la derecha borbónica, destrozando los batallones del Rey. Allí murieron los coroneles marqués de Gironella y don Juan de Figueroa. Felipe V arriesgó su vida, como era costumbre en él, y tuvo que ser rescatado por la caballería de las reales Guardias de Corps, que protegieron su retirada hasta Lérida, donde llegó al día siguiente.

La batalla se saldó con una victoria de los aliados, que tuvieron tan solo 400 bajas. Los españoles tuvieron casi 1.000 muertos y más de 3.000 prisioneros. Entre ellos se encontraba el Ingeniero General Próspero de Verboom, que fue herido gravemente y llevado prisionero a Barcelona, donde permanecería prisionero hasta 1712 y aprovecharía el tiempo de prisión para perfilar su propuesta de creación del Real Cuerpo de Ingenieros.

Tácticamente, la batalla fue de poca relevancia; sin embargo, sus consecuencias estratégicas fueron grandes:

  • En primer lugar, el rey Felipe V se vió obligado a refugiarse en Lérida y quitó el mando al marqués de Villadarias. Le sustituyó el marqués de Bay, que llegó el 15 de agosto desde Extremadura.

  • En segundo lugar, las tropas borbónicas escaparon del cerco de los aliados y lograron retirarse hacia Zaragoza para ponerse bajo el mando del marqués de Bay, acampando entre los ríos Gállego y Ebro en agosto. Allí fueron derrotadas de nuevo en la batalla de Zaragoza el 20 de agosto, dejando al pretendiente Carlos libre el camino hacia Madrid.





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