HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
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ABD AL-RAHMAN IBN MUAWIYA AL-DAJIL (756 - 788)

Primer emir independiente de Damasco

Rebelión de Zaragoza de Suleyman ibn Yaqzan al-Arabi (778-782)

Zaragoza era una ciudad de fértiles tierras y enclavada en un sitio estratégico por su vecindad con las tribus vasconas (léase navarras) y su proximidad con las guarniciones francas de la Septimania. Como ocurría con Barcelona y Valencia, su alejamiento de la capital cordobesa hacía que su gobernador se considerara casi independiente. La islamización de la zona estaba bastante adelantada ya que, por un lado fue tierra de asiento de árabes desde la conquista, y por otro debido a los esfuerzos del tabí Hanash al-Sanani.

En 778 era gobernador de Zaragoza un tal Suleyman ibn Yaqzan ibn al-Arabi, un kalbí que llegó a gobernador no se sabe en qué circunstancias. Ese año entró en Barcelona en contacto con el agitador pro-abásida al-Siqlabi, pero decidió desmarcarse de él al conocer sus raices abásidas. No obstante, no renunció a la rebelión y, de regreso en Zaragoza, se alzó contra el emir junto con otro personaje llamado Al-Husayn ibn Yahya al-Ansari.

El emir envió un ejército al mando de Thalaba ibn Ubayd al-Chudhamí, que les combatió vigorosamente; pero un día las tropas de Suleyman hicieron una salida e hicieron prisionero a Thalaba en su propia tienda.

Con este prisionero, Suleyman se dirigió a Paderborn, en Sajonia, para ofrecer a Carlomagno la entrega de su cautivo y proponerle una expedición al norte peninsular de Al-Andalus. Le acompañaba Abu Thawr, señor de Huesca.

En primavera de 778 Carlomagno se dirigió a los Pirineos, atravesó Roncesvalles y tomó Pamplona, donde se le sometieron los vascones (léase navarros). A continuación se dirigió a Zaragoza, donde Al-Husayn, acostumbrado a mandar en ausencia de Suleyman, se negó a abrir las puertas de la ciudad, obligando a Carlomagno a iniciar un sitio. Un día éste recibió mensajes dando cuenta de una revuelta en Sajonia y se vió obligado a levantar el sitio a la ciudad, llevandose a Suleyman en calidad de prisionero.

A su paso por Pamplona Carlomagno demolió sus fortificaciones. Cuando su ejército atravesaba Roncesvalles de regreso a las Galias, se le echaron encima vascones (léase navarros), que le inflingieron la famosa derrota de Ronvesvalles. Con los vascones había musulmanes, quizás Matruth y Ayshun, hijos de Suleyman, que liberaron a su padre y le llevaron de vuelta a Zaragoza.

Tras la penosa aventura transpirenaica, Carlomagno se dió cuenta que nunca podría tomar tierras en aquella zona, si es que alguna vez pensó en ello. Decidió crear el reino tapón y muelle de Aquitania. A tal efecto llevó a su hijo Luis el Piadoso a Roma para que el Papa lo coronase el 15 de abril de 781.

Por otro lado, quizás alrededor de 779, escribió a Abd al-Rahman I ofreciéndole una alianza matrimonial y una tregua. El matrimonio no se llevó a efecto, pero parece ser que la tregua sí que se realizó, porque, aparte del episodio de Gerona, en el que sus habitantes entregaron la ciudad a los representantes de la autoridad franca en 785, no se sabe si espontáneamente o a causa de un sitio, los francos no atacaron Al-Andalus hasta 801, fecha de la toma de Barcelona.

El general Thalaba ibn Ubayd fue liberado por Carlomagno tras las negociaciones que entabló con el emir.

Suleyman seguía alzado en rebeldía frente al emir en Zaragoza, pero fue finalmente asesinado por Al-Husayn, su antiguo aliado. En septiembre de 780 el propio emir asedió Zaragoza tan férreamente que Al-Husayn se vió abligado a capitular y pedir el perdón al emir. Abd al-Rahman se lo concedió a cambio de tomar como rehén a su hijo Said ibn Al-Husayn, que protagonizaría una rebelión en Sagunto y Tortosa en 788.

Aprovechando su estancia en la Frontera Superior, el emir quizo restablecer su autoridad en tierras de Pamplona. Subió por el valle del Ebro y tomó Calahorra y Viguera. Se le sometieron Jimeno el Fuerte y un tal Velasco. A éste último le obligó a darle su hijo en calidad de rehén.

En agosto de 781 Al-Husayn rompió el pacto efectuado el año anterior. El emir envió a Galiq ibn Tamman ibn Alqama con un ejército. En los combates perecieron muchos rebeldes, pero la ciudad resistió. Un hijo de Al-Husayn fue capturado, llevado a Córdoba y ejecutado.

En agosto del siguiente año, 782, el emir en persona se hizo cargo del asedio de la ciudad con 36 máquinas de sitio. Zaragoza fue capturada y Al-Husayn hecho prisionero y condenado a una muerte atroz. A los habitantes de Zaragoza se les expulsó de la ciudad, aunque más tarde se les permitió volver a ella.





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